Tengo motivos para creer que las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas las han leído centenares de niños ingleses de cinco a quince años, niños de quince a veinticinco e incluso los de veinticinco a treinta y cinco, y aún diría que también a los niños, que los hay, a los que los años no han conseguido cegar el puro manantial de alegría que mana de un corazón infantil”. Lewis Carroll decía esto en el siglo XIX y en el siglo XXI, Tim Burton basa su película en Alicia en el País de las Maravillas (1865) y en A través del espejo y lo que Alicia encontró allí (1871).

Alicia al caer en la guarida del Conejo se ve envuelta en una aventura para liberar el llamado Mundo Subterráneo de la opresión y del terror de la Reina Roja. Además encontrará su verdadero destino, se descubrirá a sí misma, por lo que no sólo solucionará los problemas del Mundo Subterráneo sino que hallará su verdadero destino como una Alicia del siglo XXI.
La película se rodó en 2D y posteriormente a través de un proceso informático se pasó a 3D, según su director “Usamos acción real, animación, decorados reales…” y justificó su decisión de cambiar a 3D a la vista de que le satisfacía la calidad del resultado.
Recomiendo en primer lugar la lectura de las dos obras de L. Carroll, Alicia en el País de las Maravillas y A través del espejo y lo que Alicia encontró allí, y ver la película o viceversa.
Además si os ha gustado podéis leer y ver Charlie y la fábrica de chocolate (2005), basada en la novela de Roal Dahl (1964) del mismo título y llevada al cine por Tim Burton; y la novela Malditas matemáticas. Alicia en el País de los Números, (2000) de Carlo Frabetti.
También podéis leer la reseña que hizo Alba Prada Álvarez de 10 años y estudiante de 5º de primaria después de ver la película.